Clasif. Excelente. Sin lugar a dudas haber asistido a la última parte de la saga de Bourne es una de las mejores experiencias de este 2007, el mejor cierre para una trilogía que se ha ido superando conforme pasaban las pelis.
En el Ultimatum de Bourne un periodista inglés descubre que el caso Treadstone se ha salido de control y el gobierno americano lo convierte en un programa matriz llamado Blackbriar (sí, al final del La Identidad de Bourne mencionan este programa), pero no es prudente y toda la maquinaria de la CIA va tras el, Bourne se encuentra con la noticia y empezará a buscarle también para terminar de una buena vez con su amnesia y vengar completamente al amor de su vida Marie, mientras Bourne recorre Francia, Inglaterra, España y Marruecos los malditos de la CIA iran tras el haciéndole un doble juego del gato y el ratón, al final Jason deberá retornar a Nueva York, escena final y desenlace maestro de la saga.
Técnicamente superior a lo esperado, bajo el maestro Greengrass los ojos te dolerán por el realismo que le imprime, las persecuciones a pie, las persecuciones en auto, los planos, los diálogos y la sensación de nervios y calma desesperantes de Jason me dejaron atónito; mientras John Powell compone la música de fondo, detectivesca a momentos y vibrante en otras, como en Marruecos donde Bourne debe encontrar a su némesis antes que encuentre a su apoyo por los tejados de las casas ni que decir del sonido…
Para rematar veamos los lugares que nuestro amigo tuvo que recorrer para llegar a su destino en las tres películas: Marsella, Costa de Italia, Viena, Paris, Costa francesa, Goa en la India, Napoles, Munich, Berlin, Moscu, Paris, Londres, Madrid, Tangiers y Nueva York, saludos Jason Bourne, has reinventado el género de los agentes secretos.
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