lunes, febrero 27, 2012

Oscar 2011: ‘The Artist’, película dulce e inofensiva

 

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La gente está harta de viejos actores haciendo gestos a la cámara para que les entiendan. Fuero lo viejo! Yo estoy con lo nuevo. Hagan campo para los jóvenes! Así es la vida!”

(Peppy Miller)

 

Pues aquí estamos nuevamente y 1 año de cine ha pasado, he de decir que ha sido un buen año con muchas películas diversas y con muchas propuestas nuevas que seguramente marcarán tendencia en los siguientes años, para los nostálgicos había cabida como siempre: ‘The Iron lady’, ‘Hugo’, ‘The help’, ‘Medianoche en París’ y en especial ‘The Artist’ han caminado por este circuito; deseando ser considerados en el futuro como cine ‘clásico’, dedicada a homenajear épocas anteriores en general y al desarrollo del cine desde sus primeros años en especial. En otro momento hablaré de la última película de Scorsese ya que me dió resultados agridulces, hoy toca hablar de la ganadora a mejor película por toda la gestión 2011.

Se puede decir que es una práctica general envidiar a otra cultura extranjera por encima de la propia, me ocurre mucho a mí con varios rasgos americanos, asiáticos, europeos o latinoamericanos (en ese orden) y me seguirá ocurriendo por razones personales. Me imagino que a Michel Hazanavicius le pasó lo mismo cuando declaró que filmar esta película le llevó casi 10 años de búsqueda de financiadores y casi 10 semanas de filmación completa. Michel ahora debe estar contento ya que, tras ser premiado como director y productor, pudo vivir su sueño americano. No en vano agradeció a tres grandes directores: Billy Wilder, Billy Wilder y Billy Wilder, vaya chiste!

Ahora que a los académicos que son una mayoría norteamericanos les pasa casi lo mismo: van premiando a una producción que va de clásica vía Europa, pasó el año pasado con ‘El discurso del rey’. No creo que sea crisis de su industria pero sí de la Academia; creo que si les hubiera dado la gana hubieran premiado este año a las obras de Payne o Scorsese ó Allen así como el año pasado le hubieran dado los premios grandes a Fincher ó Aronofsky. Aquí hay una crisis en el enfoque y gracias a Axel Kuschevatzky de TNT pude darme cuenta de qué hipótesis puede estar funcionando en la Academia: el cine se vuelve digital, en 3D, con soportes diferentes; ya no habrá lugar para el cine antiguo, ése que usaba proyectoras y películas editadas a mano, estas películas pueden estar diciendo ‘gracias y adiós’ a esa era y los Académicos desean premiarlas más por lo que se recuerda que por lo que valen. Verdad a medias.

Una película dulce

George Valentin está en su mejor época, maduro y millonario, vive como estrella de la era dorada del cine americano en el Hollywood de los años 20. Entretanto una aspirante a actriz de nombre Peppy Miller y enamorada platónicamente de George (al menos en el principio) consigue un pequeño puesto en los estudios de filmación. A George le sucederán una serie de eventos desafortunados en lo personal que tienen que ver con la aparición del sonido en la industria, no logrará adaptarse a la nueva tecnología y cada vez más su carácter y orgullo le irán ganando a su confianza. Valentin representa al actor consagrado, sin variaciones, sólo con carisma, es el pasado y se tornará en la oscuridad del film, mientras que Peppy es la chica joven, pícara y alegre, toda una proyección, ella es el futuro y se torna en la luz del film.

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El gran corazón de esta actriz de los años 20, sus acciones honestas y su justificada inmadurez en una industria que le apoya en su carrera contrastan con el descenso a los infiernos de George. Pero he aquí que la película alcanza grandes momentos con la iluminación como personaje principal: hay tonos grises brillantes en las alegrías y grises sombríos en las desgracias; sería injusto no nombrar a un cuarto personaje que completa la galería y la ternura en esta película: el fiel perro de George llamado Jack. Precisamente es el perrito quien debe cargar con una fuerte responsabilidad: ser el portador de los deseos de la audiencia. Cuando vemos a George alegre está su mascota a lado, cuando está en problemas sigue a lado y queremos que actúe; y cuando George aparta a todos de su vida, pues seguirá a lado; todos los demás humanos para ‘el artista’ pueden ser expulsados, Jack no.

Una película inofensiva

Y cuando la historia se tornaba más interesante, con más drama y menos comedia nos encontraremos con un desenlace débil, no diré más. Pero aquí se comienza a valorar los aportes reales de la obra de Hazanavizius.

Los actores todos muy bien, no tanto Jean Dujardin cuya actuación convence pero tampoco me emociona. Sobre Miller debo decir que me ha encantado la actuación de Berenice Bejo, no sé porqué, simplemente quedé fascinado con ella. No tengo mucho que objetar en el plano técnico: en dirección de arte, vestuario, fotografía y edición, nada que sea descartable pero tampoco nada que sea memorable. Además de ello muchos se equivocan indicando que es película muda: hay sonidos y varios, hay diálogos hablados y hasta existe color! Todo al final, gato por liebre. Será por que se nota lo artificial de producir algo ahora mirando el pasado. Se nota que es más artificial que ‘El Discurso del rey’ y como aquella: nada provocativa, poco sorpresiva, recurriendo a las emociones sencillas, un cuento sobre el pesimismo personal y la confianza en los otros, muy edulcorada y muy prefabricada, hecho con un manual de cinematografía.

Ahí están sus 5 Oscars: película, dirección, actor, banda sonora y vestuario. Es justa ganadora? sí lo es. Debió ganarlos todos? no, existían mejores propuestas en las últimas cuatro categorías. Será una película que trascienda en el tiempo? tampoco, no ganó en guión original ni montaje, son casi indispensables en una obra que pretenda al menos ser recordada.

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