martes, marzo 15, 2011

Escenas Inolvidables: Jim Morrison y su ritual chamánico en ‘The Doors’

doors1
- Soy el rey lagarto. Puedo hacer lo que yo quiera.”
(Jim Morrison)

Hoy la mítica banda de ‘The Doors’ tocan en el tetro al aire libre en la ciudad de La Paz, me da mucha pena y rabia no asistir, para ver en directo a Ray Manzareck y Robbie Krieger; órgano y guitarra de ese grupo de rock esencial en la música mundial, de los Doors. Si han trascendido en el tiempo ha sido por la calidad de sus discos, sus reveses y sus retornos, por la mezcla de rock, blues, acid y descontrol; marca sonora de los dos ausentes en el concierto: John Densmore – el baterista más completo del rock clásico americano de los 60s – y obviamente por Jim Morrison, poeta, cantante, actor, director y artista, nunca estaba sobrio.

Asimismo ando preparando muy lentamente un especial que espero lanzarlo el 2011, sobre películas de cantantes y músicos famosos, lo ando postergando desde el año pasado pero fija que tendremos al biopic de ‘The Doors’. En la buenísima película de 1991 de Oliver Stone – que cuenta una historia exacerbada centrada en las locuras de Morrison – existen escenas en vivo que no pueden catalogarse sin usar la expresión ‘incendiario’. 

Una de sus actuaciones se centraba en una actuaciòn en la universidad de San Francisco tras negar a su propia familia al ingreso del concierto. Los policías estaban normalmente cercanos al escenario (fama que les precedía) y los Doors tocan ‘Not touch the earth’; en el éxtasis de la canción Jim comienza a bailar como un indio americano y el concierto se transforma en una ceremonia, un ritual. Jim es el rey lagarto, poseído toda su vida por la idea de ser un heredero chamán de las tribus de indios americanos ya que tuvo la oportunidad de presenciar a uno en un accidente de tránsito cuando era niño. La escena es soberbia porque en paralelo cuenta muchos de sus excesos que le costaban detenciones y acusaciones, están presentes la voz de Van Kilmer y el sonido en mezcla de Morrison así como los efectos especiales (no ver si son menores de 18 años) y la mágica atmósfera que en el cine rinde tributo al rock de todos los tiempos. Para ver y nunca olvidar.

No nos olvidamos de enviar buenas vibras al Japón.

No hay comentarios.: