“ Specto Patronum!”.
En esto del cine se dice muchas veces que es un negocio ya muy conocido y que se basa en términos comerciales en darle a la audiencia lo que ellos quieren ver a través de una película, cuando ésta proviene de una adaptación literaria no deben existir espacios para la sorpresa, después de todo, si la novela ha sido un éxito, porqué cambiar el estilo?
Pero el negocio del cine también conoce de riesgos, muchos y algunos mal calculados, que han significado desastres millonarios y muchos de ellos porque se han encargado obras grandes a directores que parecían tener lo que se necesita pero que no estuvieron a la altura (Shyamalayan y Gavin Hood por ejemplo); también existen de los que establecen su propia visión sobre la obra pero por culpa de productores ineptos cambian la versión al espectador cayendo en un aburrimiento avergonzante (Sam Raimi te estoy mirando). Todo ello mas bien y para bien no ha ocurrido con ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkabán’, grandioso film y el que más ha gustado de estas siete entregas en términos de crítica y audiencia; todo por algo tan sencillo: respetar la visión del director y en este caso que nos ocupa, de Alfonso Cuarón.
Alfonso debe ser uno de los pocos cineastas mexicanos vivos con respeto mundial y que además presume con fundamento de hacer cine de autor: a sus 49 años ha hecho de todo y dirigió arriesgadas películas mediante una visión personal que coloca a cierta distancia al expectador de las escenas pero que increíble y paradójicamente logra involucrarlo dentro del film: así ocurrió con la adaptación de ‘Great Expectations’ y su cine de carretera de ‘Y Tu Mamá También’. Fué en éste último film y por el manejo de los jóvenes Gael García Bernal y Diego Luna que se hizo acreedor a dirigir a los adolescentes magos en el tercer film de la saga y no sólo eso: utilizó psicología juvenil, le imprimió ritmo al film, le dió oscuridad a una novela de por sí tenebrosa, respetó el material y sacó petróleo de todos los actores y los efectos, logró la mejor película de las siete hasta el momento.
Secretos más grandes, amigos más unidos
Harry comienza mal su tercer año en Hogwarts, el escape de un presunto ayudante de Lord Voldemort llamado Sirius Black le trastorna, los horripilantes dementores llegan a la escuela para rastrearle y de paso un compañero del pasado de los padres: el profesor Lupin, conecta lo que todos parecen ocultarle a Harry: que Sirius es su padrino. Pronto se conocerán los trasfondos de los hechos y las personas que participaron en la muerte de sus padres pero no habrá muchas verdades, los secretos son más grandes y los tres amigos sólo pueden quedarse unidos para los eventos.
Estéticamente hablamos de un cambio radical de la visión de Columbus, ya ni siquiera hay signos de cine familiar ó infantil porque esto ya es cine adulto, algo juvenil pero también de mucho suspenso y horror, las escenas con hombres lobo no son graciosas si la ven por vez primera; la confusión entre los antiguos camaradas es de un drama impresionante y la presencia de los dementores no puede ser verse sin transmitir temor; a esto ayuda un Cuarón soberbio que utiliza tonos grises y paisajes nublados ó lluviosos a propósito, basta ver el caótico juego de quidditch para constatar el cambio radical de tono y discurso, basta ver su manejo de escenas y tiempo en la aventura de Harry y Hermione a través del pasado.
Con la música de John Williams diferente a las anteriores versiones y una edición al milímetro; las nuevas adiciones actorales como Gary Oldman (Sirius), David Thewlis (Lupin) y Timothy Spall (Pettigrew) cumplen a perfección su papel. Se invirtieron $130 millones y logró la friolera recaudación total de $795 millones; además sumó más público (más allá del núcleo infantil) como seguidores de la saga, altas expectativas que iban a seguirse para la cuarta entrega.
Anexo: Harry Potter y la cruzada de las sectas cristianas
Una consecuencia del tercer film ha sido sin duda la aparición de un contrataque sistemático de varias sectas cristianas especialmente evangélicas a partir de la lectura y reinterpretación de los libros y films de Harry Potter (los canales 15 y el 27 aquí en Cochabamba, no se hagan). La alusión no es casual ya que el mensaje subliminal no es un secreto: Hogwarts y el sistema político y social que se ve en HP alude a varias razas con sus correspondientes creencias pero con el derecho tangible de que todos pueden ejercer magia, convertirse en magos y brujas, aprender pociones y usarlas para el bien y el mal. Asimismo observan la cantidad de seres fantásticos poco comunes: unicornios, fénix, ciervos, hipogrifos y muchos otros venerados por creencias como la brujería europea. La serpiente como animal que se comunica con cierto clan de magos en Hogwarts también ha sido objeto de polémica.
También ha sido muy cuestionada la temática de la sangre pura e impura en HP que trae a colación el tema del racismo; las reliquias de la muerte que profesan el poder, la resurrección y el ocultamiento de la verdad se apuntan a los líos por su semejanza contraria con la (santa) trinidad. Pronto todo este ataque redujo su frecuencia y la WB no se esforzó en contrarrestarla, por lo visto en estos diez años de globalización el público ha visto más en este tipo de cine una razón para entretenerse, para enternecerse, para ver amistad infantil y juvenil y ver que todo tipo de magia es posible en el mundo (mágico o no), por cualquier persona y de cualquier raza.
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