“ Eres mi hija, mi pequeña hija. Y ahora soy un pedazo de carne viejo y destrozado y estoy solo. Y me merezco estar solo. Solo quiero que no me odies”.
‘The Wrestler’, esa grandiosa obra realista y contundente sobre un hombre que lucha contra su decadencia y contra la vida, vida que le propina los más terribles golpes una y otra vez, hoy recordaremos una escena con gran expresión de cine dramático, de cine íntimo.
Randy (un portentoso Mickey Rourke) busca a su hija Stephanie (una siempre perturbante y bellísima Evan Rachel Wood) tras que ella le rechazara en su anterior visita; Randy está totalmente seguro de poder acercarse a su reticiente hija a quien ha descuidado en todos estos años. Tras los recuerdos de niña y el hombre que alguna vez fué padre, Randy comienza una súplica desgarradora y desesperada en busca de perdón (con las líneas de arriba), siendo honesto con él mismo y con su propia hija. Una oportunidad aprovechada que le permite llegar al corazón (por lo menos en ese instante) de Stephanie, y para mayor alegría… a un baile.
Como es un film de Aronosky y a él le gusta que veamos la humanidad de nuestro héroe, de sus fortalezas y de sus terribles debilidades y miserias, pronto sabremos que este bello reencuentro será destruido por Randy, a quien la vida como dijimos, le golpea con toda la trágica realidad que puede.
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