Esta semana el mundo del cine ha perdido a uno de los directores más geniales en el campo de la animación, el japonés Satoshi Kon, por causa de un maldito cáncer.
Kon consiguió sorprenderme en 1997 con la aparición del film PERFECT BLUE (que daba un giro de vueltas a las vidas de las j-idols) para abrir el siglo con la espectacular MILLENNIUM ACTRESS (que continuaba la temática el protagonismo femenino dramático), el 2003 con TOKYO GODFATHERS (toda una poesía sobre la inmundicia de tres seres marginados con gran corazón) para luego golpear nuestro sentido de realidad con PAPRIKA (una de las fuentes de Nolan para INCEPTION), dejó una vida dedicada al manga, al diseño, a la animación, a las series (como la bella PARANOIA AGENT) y a la dirección de películas como las anteriormente nombradas: obras humanas, dramáticas, realistas dentro de la psicosis y fantásticas dentro de la sociedad, obras que Satoshi ha sabido dirigir como pocos.
Espero hacerle un ciclo de especiales, de veras que quiero.
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