Se dice por lo general que la riqueza de las naciones se encuentra en su gente. Cuando hablamos de cine solemos dividir a los países y las regiones con una industria fuerte: el cine europeo, el cine latinoamericano, el cine hispano, el cine asiático y claro, el omnipresente cine americano. Quiénes sostienen su industria? pues una compleja red empresarial y artística de productores, guionistas, inversores, técnicos, directores y … actores. Lo que suele ocurrir con los actores es una especie de romántica relación platónica de amor, respeto, odio y admiración y que sin duda comienza por las estrellas humildes, las estrellas rutilantes y soberbias y las nuevas sorprendentes estrellas.
Jennifer Lawrence llegó en un momento clave en la reciente historia del cine norteamericano.
Porque la renovación de cuadros actorales es una de las razones por las que ese país puede presumir siempre de talento, porque antes tenía la gente necesaria para afrontar nuevas películas y porque ahora tiene – en el campo femenino – a Hailee Steinfield, Shailene Woodley, Chloe Moretz, Abigail Breslin, Ellen Page, Emma Roberts, Zooey Deschanel, Emma Stone, Rooney Mara y a Jennifer Lawrence.
Los lazos de sangre
El año 2010 una película daba el campanazo en Sundance. Clasificada como indie, la verdad es que ‘Winter’s bone’ (Debra Granik) presentaba al mundo a Jennifer en un papel memorable, realista a más no poder y totalmente desgarrada. La hija mayor de una familia quebrada de la Missouri más profunda, de la norteamérica más verdadera. Ree no sufre por su destino, acepta que su madre está inhabilitada mentalmente y no acepta que su padre haya desaparecido dejándole a ella a cargo de sus hermanitos. Intenta buscar a su padre, investiga, encuentra oscuridades en lazos familiares fuertes y terribles pero lo que nosotros vemos sorprendidos para ella es lo más común del mundo.
Porque es un país que se ve asimismo, que hace autocrítica y de esta manera analiza su futuro. En este papel Ree afronta con valentía la indiferencia, el machismo, el patriarcado, la economía subterránea de las drogas y la violencia. Su lucha es la nuestra y el amor que le tiene a su familia es tan fuerte que asusta, pero a ella le sale tan natural que da la sensación de que siempre ha vivido así, genuina de principio a fin. Nos presentaba al mundo entero a una chica talentosa y sin pretensiones más allá de lo personal. Su personaje Ree buscaba lo mejor para su familia a pesar de lo duro que significa vivir (sobrevivir sería mejor verbo) y en su andar incluso notamos el sonido de los estómagos vacíos, de la pobreza extrema, de la marginación de la gente y de una sociedad tan diferente a la nuestra incluso en estos tiempos y no, aún no se llamaba Katniss Everdeen.
Tan sólo este memorable papel le dió a Jennifer 12 premios y 20 nominaciones a mejor actriz.
Mystique: mutante y orgullosa
Raven es una mutante cuyo aspecto normal es la desnudez en una piel reptil y azulada. Una mutante morfo que busca su propio destino y encuentra el cariño en otro niño mutante: Charles Xavier. Juntos crecerán como una pareja unida pero la llegada de otros mutantes hace que cuestione su derecho a esconderse de los demás, de la sociedad que no aceptará a los mutantes y en especial de su peligrosa habilidad de copiar a los demás. Porque en el film ‘X Men First Class’ Jennifer borda una gran actuación secundaria, imprime una genuina preocupación sobre la vida de seres distintos entre otros. Ella misma admitió no haber visto las tres primeras películas y sintió verguenza por hacer el mismo papel de Rebecca Romjin. Pero de qué se podría quejar? nos creemos su dicotomía y que no está tranquila con su decisión de apoyar a un Charles pacifista y ve un futuro pleno y honesto (desde cierto punto de vista) en la figura de un Erik cuestionador. Película entretenida y con contenido, una rareza que aguarda su segunda parte con una Jennifer más consagrada.
Hay algo en la figura actoral de Lawrence que me parece ciertamente perturbador: no parece conciente del talento que tiene, sus gestos faciales (gracias a su cara redonda) es capaz de resumir varios sentimiento contenidos y comprimidos y su voz ni siquiera es la de una estrella, suena en mono y no en estéreo. Su figura no es atlética y aún así disfruta el dejar locos a los analistas del mundo fashion, en sí, es tan auténtica y profesional que no parece saber dimensionar la admiración que una industria le demuestra cuando le busca para muchos papeles, para ‘The Hunger games’ se tomó tres días para aceptar el rol.
Por eso mismo su casting para volverse en Katniss no sólo le premia a ella sino a una generación de talentosas muchachas, dispuestas a comerse el mundo por el hambre que tienen.
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