“ – Escúchame detenidamente, mi amigo: el asesinar nunca te traerá paz.- La paz nunca fué una opción”(Charles Xavier y Eric Lehnsherr)
Hace más de 10 años teníamos una especie de crisis en el cine de los superhéroes tras la vergüenza que sufrimos todos por el última Batman de Joel Schumacher, necesitamos que un joven talento como Bryan Singer dirigiera no una, sino dos películas sobre la franquicia ‘X Men’ de la Marvel para que pudiéramos confiar de nuevo en la seriedad de la industria. Teníamos ante nuestros ojos dos películas preciosas, modernas y profundas.
Qué sucedió despues? pues que Singer prefirió irse a fracasar con ‘Superman Returns’ (2006) y la saga de los mutantes perdía credibilidad con la débil ‘X Men The Last Stand’ (Brett Rattner, 2006) y la irregular 'Wolverine’ (Gavin Hood, 2009). Marvel estrenaría primero en sociedad y luego por cuenta propia sus versiones de los héroes de sus cómics, plan que con varios resultados tendrá su punto cumbre con los 'Avengers’ dentro de muy poco. No se le puede reprochar entonces ni a Singer ni a la Marvel desear volver a sus inicios, a la saga de los mutantes defensores de la justicia más queridos del mundo y para ello vuelven a presentarse con el riesgo de iniciarlo todo, de hacer un reboot y de fracasar totalmente o acertar de pleno, gracias al destino que ocurrió lo segundo y todo por dos factores: la supervisión de Singer y la dirección de Matthew Vaughn, seleccionado por su sútil y puntual trabajo en ‘Kick Ass’(2010).
La Eterna Política del sometimiento de las naciones
Comenzamos la historia tal y como comenzó el primer film de Brian Singer, con un Erik Lehnsherr que de niño sufre el holocausto judío y que es obligado a conocer sus grandiosos poderes manipulando el metal. En paralelo veremos a un joven Charles Xavier conociendo a una niña metamorfo de nombre Raven, niños solitarios que se hacen mejores amigos y claro, los tres son mutantes. Estamos ahora en el mundo de los 60s y Erik inicia su venganza hacia aquellos nazis implicados en su tormentoso pasado mientras Charles avanza en su estudio sobre la genética de mutación con Raven acompañándola. Hace su aparición un científico peligroso: Sebastian Shaw, quien utilizará todos sus recursos para engañar a las dos naciones más desconfiadas de esa época: USA y la Unión Soviética, no sólo se infiltra en las altas esferas, también nos recuerda que las guerras ocurren porque el hombre no decide apartarse de la ambición de tener poder contar otros, de someter a otros sin importar las consecuencias. Con Erik y Charles reunidos comenzará una aventura para ir tras Sebastian, una aventura con contenido, con entretenimiento, que obviamente no sale invicta por su final pero que logra muchos de los objetivos que se propone.
Abarcar demasiado ó caer en la ligereza
Con un guión escrito entre cuatro guionistas incluído el mismo Vaughn, los expertos (como mi amigo Chelo Iporre) indican que se tomaron varios extractos de las historias de los orígenes de los mutantes que aparecen en el film. Empero es un guión ambicioso y con muchos subtemas y esto representa siempre un problema a no ser que te apellides Nolan ó Coppola. En todo caso explicar bien todo lo que sucede era poco más que imposible: los inicios de los Charles y Erik, de los primeros mutantes reclutados, de las relaciones americanas y europeas en plena guerra fría, de las intenciones de Shaw, de la búsqueda de identidad de Raven y sus jóvenes compañeros, de las peleas, efectos, escenarios y diálogos que vemos; todo, todo ello le pasa factura al bueno de Matthew quien decide por lo sano: parte la estructura del inicio-desarrollo-desenlace en tres partes iguales llevando la friolera de poco más de 2 horas para presentarnos todo.
Cierto que resbala al final y justo donde veremos el clímax emocional y argumental de las filosofías de Charles y Erik sobre el destino de la nueva raza mutante. Pero no observemos esto, prefiero recordar los logros actorales y técnicos del film. James McAvoy como el Profesor X se encuentra cómodo y Michael Fassbender como el futuro Magneto otorga el carisma para introducirnos en este complejo personaje. Jennifer Lawrence (demonios, les debo ‘Winters Bone’ aj!) está bellísima en todo sentido en su doble papel de Raven/Mystique y todos los muchachos cumplen el cometido. Kevin Bacon como Shaw trabaja para ganarse el sueldo y Rose Byrne como Moria McTaggert hace lo mismo. La música de Henry Jackman cumple y las canciones de los 60s así como sus decorados y exteriores son nostálgicos. Además tenemos una fotografía im-pre-sio-nan-te de John Mathieson, el asiduo colaborador de Ridley Scott que nos hace creer tanto los efectos especiales como que estamos en plena guerra fría.
En suma, gran película de acción con toques de seriedad y que trata sobre el sometimiento y la búsqueda de un destino para una raza nueva, que también pone de nuevo el debate de las relaciones con otros y de la tolerancia a no confundir con discriminación; un film llevada a cabo con mucho respeto y una muy muy bonita película.
p.d. La entrada al Cine Center ahora nos cuesta Bs 30 por película! que carooooo!!!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario