“ – Eres un chico malo tratando de ser bueno… ó un buen chico tratando de ser malo?- Estoy tratando de ser grandioso”.( Faith y Chris )
El año 2009 el cine volvía a redimir a uno de los dos trágicos genios musicales que ha dado la música popular americana en los 90s: Notorious BIG, asesinado a tiros en Los Ángeles en marzo de 1997 en medio de una de las guerras más cruentas de mafias organizadas y penetradas en la industria discográfica que se recuerda. Ese día no sólo murió un genio, murió una forma de concebir la música hip hop dentro de la sociedad moderna, como vehículo de protesta, de sentimiento, de libertad del ser humano. Es pues cruel, escribir y recordar toda la aventura de una sociedad marginada, de negros y de inmigrantes, que a base de mucho sacrificio difundió un mensaje, vió como el poder arrebataba las mentes de sus conductores y finalmente asesinaban a uno de sus símbolos.
Un mito que nació gordo y pobre
Christopher Wallace tenía todo para vivir la típica vida olvidada y triste de los anónimos afros de Brooklin, nacido en un terrible 1972 su infancia transcurrió en la peor de las condiciones: la droga, la promiscuidad, la paternidad temprana, todo. Pero tenía un tono de voz atípico, claro, de los gordos obesos; no era para destacar… pero a lado de su voz sus rimas tenían algo muy poderoso: una fuerza narrativa impresionante. Era hip hop en estado puro y respetaba a los históricos. Era conciente de no ser perfecto, de ser considerado nada atractivo pero aún así supo ser orgulloso y junto con Sean Combs (luego Puff Daddy) no sólo creó un nuevo sonido ochentero y noventero al ritmo, creó una industria.
Y tras mucho trabajo pronto ambos se volvieron en el núcleo de un movimiento que desbordaba los gustos de la juventud americana, para 1992 y con 20 años ya tenía un reconocimiento local que pronto comenzó a volverse regional y en tres años era un símbolo nacional. Entonces la mass media se apropió de sus productos y los vídeos de hip hop con cantantes formidables, mujeres hermosas y mucha joyería se convertía en la meta de millones de jóvenes en todo el mundo. Pero paralelo a todo ello el film de George Tillmann Jr. muestra el ingreso de todo lo violento de esos gangsters en la música. En un principio Notorious y Tupac Shakur establecían una sólida amistad y pronto por lo oscuro de los círculos de poder (en el intento de asesinato a Notorious que también se ve en el film) ambos símbolos se enfrentan. Ellos y sus amigos se pelean en la tele, en la radio, en los medios, en las canciones y en todas partes. Propagan odio y desprecio y la costa este y la costa oeste comienzan la muy sangrienta guerra de los coasts.
Una película testimonial
La Fox contrata a Tillmann (quien perdía el tiempo con comedias bobas tras su éxito conseguido en ‘Hombres de Honor’) para que dirija el biopic y éste entrega un trabajo humilde y respetuoso, lleno de mucha referencia biográfica. Actores muy jóvenes como el rapero Jamal Woolard para el papel principal, un siempre correcto Anthony Mackie como Tupac Shakur, Angela Bassett como la madre de Notorious y la bella Anton smith como Faith Evans, el gran amor del cantante. Para la música se recluta a Danny Elfmann y para el financiamiento el mismo Sean Combs se encarga de producirla. Luego de su estreno la película logra el efecto que se deseaba: recordar con honda tristeza las injusticias que cometió la ambición del poder de la industria musical.
Un film muy triste, con demasiada precisión que narra las luces y las sombras de un genio, aunque la crítica no se puso muy entusiasta muchos aplaudieron que por una vez, se haya centrado un biopic en la figura de Chris, un muchacho que siendo pobre cambió la música moderna hasta nuestros días, mártir de su propia pasión. Así debería ser siempre, hablar sobre la persona y no el personaje.
El otro genio musical, Tupac Amaru Shakur, vendrá pronto al blog.
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