sábado, noviembre 19, 2011

‘Kung Fu Panda 2’; ¿cuál paz interna?

 
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… Fideos”.
- El Señor Ping viendo alejándose a su hijo y los 5 furiosos.

 

Continuando con la secuela de la exitosa primera parte de ‘Kung Fu Panda’ tenemos ante nosotros su retrasada continuación, tres años después de haberle plantado cara a Pixar (y perdiendo pero por poco) y en un año donde los primeros han fallado estrepitosamente por primera vez (por culpa de ‘Cars 2’). Ahora la compañía de la luna ha pensado en un cambio de timón, donde la directora de tableros de animación Jennifer You se hace cargo de la película del panda y casi todo el casting original vuelve a repetir: Jack Black, Angelina Jolie, Jackie Chan, Seth Rogen, Lucy Liu, Dustin Hoffman y con la incorporación de Gary Oldman como el villano.

Tiempo después de la primera aventura, un pavo real llamado Lord Shen desafía a la China mediante la invención de un arma basada en la pirotecnia tan popular de su país; lo hace por un rencor grande a su familia que a su tiempo pertenecía a su realeza y que tras provocar la desaparición de varias tribus (entre ellas los pandas) reclamó su imperio. Negado por una adivina regresa a cobrar lo que considera suyo y Po junto con los 5 furiosos se deben encargar de detenerle. Empero Po conocerá que Shen es la figura maestra y siniestra detrás de su pasado, de la desaparición de sus padres, de su propio origen.

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Divertida pero apresurada

Tanto J. Aibel como Glenn Berger repiten como guionistas, la misma directora participa en el guión e incluso el gran Charlie Kauffmann (guionista de ‘Eternal Sunshine of the spotless mind’) asesora este grupo, pues no digo que esté mal, total que el secreto del origen de Po teniendo un padre adoptivo pato (el cariñoso Señor Ping a quien es difícil no sentirle ternura) no nos quedaba mal para la primera película. Ingresar este acontecimiento en la nueva aventura ha resultado acertado pero también ha entrado en conflicto con el otro concepto que nos ofrecía: la paz interna. Tras una interesante introducción del maestro Shifu vemos cómo Po tarda en estabilizar sus emociones debido a los nuevos sentimientos de orfandad, soledad y falta de identidad que le rebasan, los otros compañeros (en especial Tigresa) le entienden pero como es un problema personal llega al punto de arriesgar la propia misión.

Pues como el ying y el yang, el blanco y el negro –de ahí un acierto dar guiños al color del panda – y como la alegría y la tristeza, todo para Po se resume en sentir dentro suyo muchas emociones (ying) y su deber por encontrar la necesaria paz (yang). Todo ello entra en conflicto en sus recuerdos. Podía resultar en una mejor resolución pero se nota cierto apresuramiento, muy lineal y adornada obligadamente por las batallas (muy interesantes) y los chistes fáciles y esta vez demasiado básicos y alguno hasta vergonzoso (la escenita del sombrero). Todos los elementos técnicamente bien logrados pero distractivos ya que esa dicotomía del que les hablaba sale muy poco a la luz. Al otro personaje antagónico que es Shen no le alcanza el tiempo para lucirse, para que podamos profundizar en su rencor, en su odio; ni me pregunten por los 5 furiosos, aparecen por cumplir.

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Técnicamente no hay sorpresas

Con una dirección sencilla y previsible en todos los campos, vemos agradecidos grandes paisajes orientales, una excelente utilización de la paleta de colores, sonido, cinematografía y montaje que recuerdan al primer ‘Kung Fu Panda’ pero nada de lo anterior se mejora, no se notan los avances técnicos de tres años y con ello me justifico cuando se notan las diferencias entre todos los ‘Toy Story’ (entre el 1 y el 2 especialmente) y que no tenían mucha diferencia en años. Aún si no recordamos este hecho tenemos otro punto demasiado complicado: el film se resuelve en 80 minutos de los 90 que dura, de esos 80 unos 10 minutos tienen animación tradicional; que se lleve bien con la animación 3D no molesta a nadie pero que se encargue ciertas escenas dramáticas y oníricas a lo tradicional sin la potencia requerida puede llegar a frustrar. De ahí que nos cuestionamos si la empresa tenía la suficiente tranquilidad para lanzar esta esperada secuela.

Finalmente queda una sensación de haber cumplido cerradamente con las expectativas de entretenimiento, ya nos conocemos al personaje así que tampoco pedíamos cambiar su personalidad, pero se nota la poca autoexigencia en el guión, ya que Pixar trataba a sus seguidores de ‘Toy Story 3’ tan bien como si tuvieran 31 o 13 años; en ‘Kung Fu Panda 2’ la DreamWorks parece tratarnos como si no hubiésemos pasado de los 13 años.

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