martes, octubre 13, 2009

Distrito 9: cómo duelen los problemas universales

Cuando escuché las primeras reacciones sobre District 9 me alegré mucho: el presupuesto (ridículos $30millones) lo decía todo: no hay grandes actores, ni locaciones ni un director caro y si el marketing funcionó de maravilla fué por la promoción del productor: "Peter Jackson presents" (que igual no es santo de mi devoción) pero yo tenía curiosidad por alguien nuevo, alguien debutante y más que nada alguien con talento: Neill Bloompkamp, director debutante, sudafricano y que rodó la película a sus 29 años, antes director de videoclips y de juegos de Playstation y ahora el nuevo mimado de Peter.

Se dice que está basado en un cortometraje de Neill del 2004 pero a nivel extendido: una nave alienígena desciende en la tierra en Johanessburgo Sudáfrica y nosotros curiosos visitamos la nave, la abrimos, vemos que hay millones de aliens casi muertos, los bajamos al planeta, los "refugiamos" en el Distrito 9 y hacemos lo que lógicamente haríamos en cualquier parte: so pretexto de preocuparnos de ellos los controlamos!, nos interesan? no! hacemos algo por su increíble pobreza? no! instalamos servicios básicos, escuelas, apoyamos su cultura o investigamos cómo han llegado y qué futuro tienen??? por supuesto que no!! los marginamos, fue una sensación personal y sentí lo mismo que cuando ví "Ciudad de Dios": indignación.

Uno de los funcionarios de la MNU (la multinacional que "ayuda" la causa de traslado de los "langostinos" pero que en el fondo desea su tecnología de guerra) acaba arruinando su vida al exponerse con ellos, nos introducimos en la discusión: los langostinos pues habían sido más humanos que muchos otros y muchos humanos habían sido tan hijos de #$%& que no sorprende tanta realidad sino fuera porque es una película.

Y aquí quería llegar: es una película que plantea problemas que no son mundiales sino universales: la pobreza, la xenofobia, la discriminación, el racismo, la ambición humana, la causa familiar, la causa social (del futuro de los langostinos), la amistad latente entre especies y el amor que sienten a niveles tan humanos: memorable la escena donde el pequeño le pregunta al padre por su hogar, buuuu... en una mezcla tan triste de resignación que encierra una esperanza pequeña, minúscula, chiquita.

Es un logro a todo nivel: técnicamente Neill saca una fotografía y una edición impecables, su estrategia de docu-reportaje al inicio le funciona, las actuaciones le funcionan (nominen a Sharlto Copley por favor), la dirección es de alguien que conoce su talento (esas cámaras aéreas como si fuera el maestro Ridley Scott y las terrestres como el maestro Greengrass), la historia y narración son fluídas, hay errores pero no son pecados y lo más importante de todo: se nota que cada maldito efecto especial ha exprimido al centavo el presupuesto! todos creíbles.
Y es un logro humano: el tema y la polémica de ubicar todo en Sudáfrica, por su pasado del Apartheid y todo eso además de la relación con la realidad actual, pero déjenme dedicarle estas últimas líneas al AMOR: del padre a su hijito y su oferta de un mejor futuro y de Wikus a su esposa cuando la recuerda: "no parece ella un ángel?", buuuu...

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